El contenido de las clases suele variar dependiendo de los intereses de cada estudiante. Algunas personas eligen la receta tradicional de repertorio académico complementado por escalas, ejercicios y estudios, mientras que otras prefieren un enfoque basado en piezas populares y canciones, desarrollando sus habilidades a partir de éstas.
Independientemente del camino que elijamos, uno de los ejes principales será el desarrollo de una técnica sana, cultivando una postura eutónica y hábitos de práctica saludables, aplicando las pautas de cuidado muscular proporcionadas por lxs profesionales de la fundación Las Manos del Músico y las enseñanzas de distintas disciplinas de trabajo corporal.
Buscaremos entender los conceptos mecánicos detrás de la producción de sonido en el instrumento, abordándolos de manera precisa y accesible. De este modo, lograremos que cada estudiante pueda experimentar con los parámetros en juego y llegar al resultado deseado frente a diferentes desafíos, sin tener que depender de la imitación del docente y ganando así mayor independencia en su proceso de aprendizaje.
Nos serviremos de la improvisación como herramienta para trabajar la técnica de una manera dinámica, pudiendo eventualmente desligarnos de ejercicios escritos, y la utilizaremos también como un medio para desarrollar nuestra capacidad interpretativa y de expresión personal.
Tocaremos a dúo estudiante y docente, ya sean piezas escritas o improvisando, para trabajar la escucha, el ensamble, la interpretación en conjunto y el habitar el escenario. Podremos usar la voz como un complemento en nuestro proceso de aprendizaje, como así aprender a cantar y acompañarnos con el violoncello.
Trabajaremos la lectoescritura y aprenderemos teoría musical, pudiendo así leer ejercicios y canciones y desglozar cómo éstas están construídas. A su vez, quienes tengan la inquietud de crear sus propias músicas (algo que suele surgir a partir del trabajo de improvisación) podrán volcarlas al papel.
Como el resto de las artes, la música es comunicación. Y, en la mayoría de los casos, es un arte discursiva: somos actrices y actores cuyo medio de expresión es el sonido de nuestros instrumentos. Utilizando recursos del teatro y el canto, buscaremos aquello que cada estudiante quiera decir y cultivaremos las herramientas para que pueda transmitir su mensaje. Todo esto en un diálogo con las ideas de quien haya creado cada música, generado a través del conocimiento de la teoría musical, el análisis y el contexto histórico.